ACTO DE CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

Mañana día 25 de marzo a las 14:00 h, hora peninsular, toda la comunidad de Stella Maris en España y la gente de mar y sus familias están invitados a participar en el Acto de Consagración al Corazón Inmaculado de María.

Además, el pasado sábado 19 de marzo, Festividad de San José, el Santo Padre, Francisco, promulgó la esperada nueva Constitución Apostólica «Predicate Evangelium« sobre la Curia Romana y su servicio a la Iglesia y al mundo.

Esta nueva Constitución Apostólica es importante para Stella Maris porque corrige los Estatutos del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humana Integral, incluyendo todas las formas de movilidad humana y reconociendo que el Apostolado del Mar ha sido parte de la Curia Romana desde 1942 y está regulado por la Carta Apostólica Motu Proprio Stella Maris de Juan Pablo II.

Clicar para participar en oración en comunidad con toda la Iglesia Católica.
Stella Maris

Oración al Inmaculado Corazón de María

Oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, nosotros, en esta hora de tribulación, recurrimos a ti. Tú eres nuestra Madre, nos amas y nos conoces, nada de lo que nos preocupa se te oculta. Madre de misericordia, muchas veces hemos experimentado tu ternura providente, tu presencia que nos devuelve la paz, porque tú siempre nos llevas a Jesús, Príncipe de la paz.

Nosotros hemos perdido la senda de la paz. Hemos olvidado la lección de las tragedias del siglo pasado, el sacrificio de millones de caídos en las guerras mundiales. Hemos desatendido los compromisos asumidos como Comunidad de Naciones y estamos traicionando los sueños de paz de los pueblos y las esperanzas de los jóvenes. Nos hemos enfermado de avidez, nos hemos encerrado en intereses nacionalistas, nos hemos dejado endurecer por la indiferencia y paralizar por el egoísmo. Hemos preferido ignorar a Dios, convivir con nuestras falsedades, alimentar la agresividad, suprimir vidas y acumular armas, olvidándonos de que somos custodios de nuestro prójimo y de nuestra casa común. Hemos destrozado con la guerra el jardín de la tierra, hemos herido con el pecado el corazón de nuestro Padre, que nos quiere hermanos y hermanas. Nos hemos vuelto indiferentes a todos y a todo, menos a nosotros mismos. Y con vergüenza decimos: perdónanos, Señor.

En la miseria del pecado, en nuestros cansancios y fragilidades, en el misterio de la iniquidad del mal y de la guerra, tú, Madre Santa, nos recuerdas que Dios no nos abandona, sino que continúa mirándonos con amor, deseoso de perdonarnos y levantarnos de nuevo. Es Él quien te ha entregado a nosotros y ha puesto en tu Corazón inmaculado un refugio para la Iglesia y para la humanidad. Por su bondad divina estás con nosotros, e incluso en las vicisitudes más adversas de la historia nos conduces con ternura.

Por eso recurrimos a ti, llamamos a la puerta de tu Corazón, nosotros, tus hijos queridos que no te cansas jamás de visitar e invitar a la conversión. En esta hora oscura, ven a socorrernos y consolarnos. Repite a cada uno de nosotros: “¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre?”. Tú sabes cómo desatar los enredos de nuestro corazón y los nudos de nuestro tiempo. Ponemos nuestra confianza en ti. Estamos seguros de que tú, sobre todo en estos momentos de prueba, no desprecias nuestras súplicas y acudes en nuestro auxilio.

Así lo hiciste en Caná de Galilea, cuando apresuraste la hora de la intervención de Jesús e introdujiste su primer signo en el mundo. Cuando la fiesta se había convertido en tristeza le dijiste: «No tienen vino» (Jn 2,3). Repíteselo otra vez a Dios, oh Madre, porque hoy hemos terminado el vino de la esperanza, se ha desvanecido la alegría, se ha aguado la fraternidad. Hemos perdido la humanidad, hemos estropeado la paz. Nos hemos vuelto capaces de todo tipo de violencia y destrucción. Necesitamos urgentemente tu ayuda materna.

Acoge, oh Madre, nuestra súplica.

Tú, estrella del mar, no nos dejes naufragar en la tormenta de la guerra.

Tú, arca de la nueva alianza, inspira proyectos y caminos de reconciliación.

Tú, “tierra del Cielo”, vuelve a traer la armonía de Dios al mundo.

Extingue el odio, aplaca la venganza, enséñanos a perdonar.

Líbranos de la guerra, preserva al mundo de la amenaza nuclear.

Reina del Rosario, despierta en nosotros la necesidad de orar y de amar.

Reina de la familia humana, muestra a los pueblos la senda de la fraternidad.

Reina de la paz, obtén para el mundo la paz.

Que tu llanto, oh Madre, conmueva nuestros corazones endurecidos. Que las lágrimas que has derramado por nosotros hagan florecer este valle que nuestro odio ha secado. Y mientras el ruido de las armas no enmudece, que tu oración nos disponga a la paz. Que tus manos maternas acaricien a los que sufren y huyen bajo el peso de las bombas. Que tu abrazo materno consuele a los que se ven obligados a dejar sus hogares y su país. Que tu Corazón afligido nos mueva a la compasión, nos impulse a abrir puertas y a hacernos cargo de la humanidad herida y descartada.

Santa Madre de Dios, mientras estabas al pie de la cruz, Jesús, viendo al discípulo junto a ti, te dijo: «Ahí tienes a tu hijo» (Jn 19,26), y así nos encomendó a ti. Después dijo al discípulo, a cada uno de nosotros: «Ahí tienes a tu madre» (v. 27). Madre, queremos acogerte ahora en nuestra vida y en nuestra historia. En esta hora la humanidad, agotada y abrumada, está contigo al pie de la cruz. Y necesita encomendarse a ti, consagrarse a Cristo a través de ti. El pueblo ucraniano y el pueblo ruso, que te veneran con amor, recurren a ti, mientras tu Corazón palpita por ellos y por todos los pueblos diezmados a causa de la guerra, el hambre, las injusticias y la miseria.

Por eso, Madre de Dios y nuestra, nosotros solemnemente encomendamos y consagramos a tu Corazón inmaculado nuestras personas, la Iglesia y la humanidad entera, de manera especial Rusia y Ucrania. Acoge este acto nuestro que realizamos con confianza y amor, haz que cese la guerra, provee al mundo de paz. El “sí” que brotó de tu Corazón abrió las puertas de la historia al Príncipe de la paz; confiamos que, por medio de tu Corazón, la paz llegará. A ti, pues, te consagramos el futuro de toda la familia humana, las necesidades y las aspiraciones de los pueblos, las angustias y las esperanzas del mundo.

Que a través de ti la divina Misericordia se derrame sobre la tierra, y el dulce latido de la paz vuelva a marcar nuestras jornadas. Mujer del sí, sobre la que descendió el Espíritu Santo, vuelve a traernos la armonía de Dios. Tú que eres “fuente viva de esperanza”, disipa la sequedad de nuestros corazones. Tú que has tejido la humanidad de Jesús, haz de nosotros constructores de comunión. Tú que has recorrido nuestros caminos, guíanos por sendas de paz. Amén.

Versión en inglés/ English version

Día de la gente de mar 2021

Ha llegado el día de la gente de mar. Celebrado desde una diversidad de foros y tradiciones. Es importante celebrar este día de la gente de mar para dar visibilidad a este colectivo. Un colectivo de profesionales que trabajan por el resto de la sociedad. Hay que recordar que la marina mercante transporta el 90% de las mercancías que se comercian en el mundo y los pescadores son los responsables de traernos el pescado que todos consumimos.

Día de la Gente de Mar de la OMI

El pasado 25 de junio, la Organización Marítima Internacional organización de la ONU, celebró el Día de la Gente Mar. Una celebración que este año, tras la pandemia y sus impactos, se centra en preguntar a la gente de mar cuestiones clave. Por ejemplo, cuál es el futuro que desean en cuestiones clave como formación, la diversidad en el sector, nivel de aislamiento sufrido a bordo o la necesidad de luchar contra el cambio climático. El Secretario General de la ONU, António Guterres, insta a los gobiernos y a la sociedad en general a “reconocer el carácter fundamental de los miembros de esta fuerza laboral multinacional integrada por 1’6 millones de persona que prestan servicio esencial y facilitarles los traslados y viajes” además, añade, de “una acceso equitativo a las vacunas”.

El discurso del secretario General de la OMI, Kitack Lim

Domingo del Mar, Día de la Gente de Mar, por la Santa Sede

La Santa Sede, nos invita a celebrar el Domingo del Mar el día 11 de julio. El Cardenal Peter K.A. Turkson, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, de donde depende Stella Maris en todo el mundo enfatizando que celebramos el segundo Domingo del Mar en este contexto de pandemia. Recuerda que “los barcos nunca han dejado de navegar de puerto en puerto entregando equipos médicos y medicamentos esenciales para apoyar la lucha contra la propagación del virus”. Y lanza una oración para que todos los que forman parte de Stella Maris en todo el mundo, sigan la exhortación del Papa Emérito Benedicto XVI. “Sed apóstoles fieles a la misión de anunciar el Evangelio, mostrad el rostro solícito de la Iglesia que acoge y también está cercana a esta porción del pueblo de Dios, y responded sin titubear a la gente de mar que os espera a bordo para colmar la profunda nostalgia del alma y sentirse parte activa de la comunidad.” 

Festividad de Nuestra Señora del Carmen

En España, disfrutamos de una tradición marinera muy arraigada en nuestra historia. Además, en la fe y devoción a Nuestra Señora del Carmen, patrona de la gente de mar. Este año, la Conferencia Episcopal Española ha emitido un cartel con el mensaje principal “No estáis solos, no os hemos olvidado”. Éste fue el mensaje que el Papa Francisco lanzó el año pasado durante la pandemia. Haciéndose eco de las dificultades de las tripulaciones a volver a sus hogares, entre otras de las muchas fragilidades que han sufrido a causa de la pandemia. El obispo promotor de Stella Maris en España, Mons. Luis Quinteiro, en su mensaje recuerda a toda la gente de mar que “en estos tiempos difíciles para todos, y de una manera muy especial para los marineros, el Stella Maris, el Apostolado del Mar, quiere estar cerca de cada uno de los hombres y mujeres del mar para deciros que no estáis solos, que no estáis olvidados”.